Miro el reloj, 11h24. Perfecto. Bajo del metro en Stephansplatz, no por cercanía sino porque me gusta darme un paseo de camino al curso de alemán. Turistas, trabajadores y viandantes se cruzan por las calles más céntricas de la ciudad. La zona de la universidad está llena de estudiantes que van y vienen. Me dirijo calle arriba por Alserstrasse y llego al Sprachenzenetrum, donde cada día, durante casi tres horas, asisto a clases de alemán.
El grupo de clase es poco heterogéneo: catorce turcos, un iraní, una japonesa, y yo. Los alemanes son el grupo más grande de inmigrantes en Austria, seguidos de los provenientes de la antigua Yugoslavia y de los turcos. Mis compañeros están estudiando alemán para poder acceder a la universidad el próximo curso.
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