sábado, 6 de noviembre de 2010

Schölaterngasse: la leyenda del Basilisco


Callejeando por el centro de Viena doy con la calleja Schönlaterngasse. Un rincón muy tranquilo, ningún transeúnte y la terraza de verano de un restaurante vacía. Reparo en unas esculturas en la pared con un dibujo y una inscripción. Cuenta la leyenda que en el siglo XIII un Basilisco se instaló en esta casa, una panadería en aquel entonces. El basilisco, criatura mitológica, mitad gallo mitad serpiente es muy venenoso, convierte en piedra todo aquello que mira. Una noche el panadero se despertó sobresaltado por los gritos aterradores de su doncella que había ido a coger agua al pozo. Misteriosamente, del pozo provenían olores nauseabundos e insoportables. El aprendiz del panadero en un acto de valentía dejó que le ataran una cuerda y lo bajaran para investigar el origen de los olores. Cuando ya estaba abajo pidió auxilio con un grito y rápidamente lo izaron. Pensaron que había muerto pero pudieron reanimarle y contó lo sucedido. Una especie de gallo horrible con extremidades abultadas y escamosas y ojos enormes es lo que vió antes de perder el conociemiento. El médico al oir su relato identificó la bestia como un basilisco y ordenó que cerraran el pozo con piedras y tierra para evitar grandes catástrofes. En esta ardua tarea muchos obreros enfermaron y murieron, así como el aprendiz del panadero, que no pudo superar su visión terrorífica del animal.
No tomaron la solución adecuada, ya que el Basilisco muere si se mira a un espejo.
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